¿Qué criterios de comprobación se emplean?
El acabado del hormigón lo produce la superficie encofrante, que tal y como hemos visto en puntos anteriores es el material en contacto con el hormigón fresco.
Al analizar la superficie encofrante será necesario evaluar:
- Defectos en la Geometría superficial: hay una serie de valores en función de las calidades obtenidas y que medimos con una regla de 3 metros para ver la desviación en su punto medio
- Huecos o protuberancias en la superficie: en función de los valores que medimos se determinará si el material es admisible para volver a usarse o necesita una reparación
- Condiciones de Homogeneidad en la textura superficial: se analiza la superficie encofrante para ver si es admisible con la clase de encofrado
Por el reverso y teniendo en cuenta el marco resistente, no se aceptan en ningún caso acumulaciones de hormigón en esquinas, bastidor y orificios para elementos sustentables.
En este punto también se analizarán los agujeros admisibles distintos de los que tiene el sistema dependiendo del tamaño que tengan
Además, se analizarán los cortes, arañazos, muescas, fisuras, … con sus correspondientes valores de admisibilidad.
En el caso de que se utilicen superficies encofrantes de acero o aluminio, se deberán evaluar las abolladuras y su profundidad máxima admisible, a pesar de que es un factor que no recoge la Norma UNE 180 201.
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