¿Qué aspectos medioambientales deben tenerse en consideración?
Generalmente las obras parten de un entorno que en ocasiones es natural y en otras ya ha sido modificado previamente. Durante el proceso de transformación que supone una obra de construcción, se generan una serie de daños medioambientales que deben ser previstos y dimensionados con anterioridad.
Las normas medioambientales lo que pretenden es, bajo el precepto fundamental de que “el mejor daño es aquel no causado”, evaluar cuál es ese impacto y establecer medidas para, o bien envolver ese entorno natural, o bien minimizar el impacto medioambiental.
Dentro de este esquema, el encofrado interviene únicamente en la parte de la construcción, donde la responsabilidad medioambiental tiene como objetivo fundamental generar el mínimo número posible de residuos y, en el caso de producirse residuos, que éstos sean fácilmente almacenables, transportables y separables, así como asegurar un correcto tratamiento de los mismos.
Sin embargo, si tenemos una visión más global de las empresas de encofrados, es importante resaltar que la responsabilidad medioambiental aplica a todo el ciclo de vida útil del encofrado:
- Diseño
- Fabricación
- Logística
- Uso en obra
- Devolución
Esto significa que, durante todo el ciclo de vida del producto, hay que fijar ciertos criterios que aseguren el respeto al medio ambiente:
- Diseño del encofrado: priorizar determinados materiales respecto a otros, hacer productos que sean duraderos en el tiempo…
- Fabricación: aplicar procesos certificados evitando el uso de materias contaminantes.
- Transporte: asegurar una eficiencia logística que conlleve también beneficios medioambientales.
- Uso en obra: gestionar correctamente los residuos generados o establecer qué tipos de producto deben usarse.
- Devolución: garantizar un correcto reciclaje al llegar al final de vida del producto.
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